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17 septiembre 2009

Frank Black – Frank Black – 1993



Después del rompimiento de los Pixies, brotaría a luz el segundo alter ego de Charles Thompson junto con su primer LP como solista.
Frank Black entona canciones epicas, esquizofrenicas, agridulces y divertidas con la responsabilidad que provoca el hacerlas desde una sola cabeza.
Muchos han alegado que el estilo de Thompson se suavizo desde Trompe Le Monde, sin embargo; no abandono las exclamaciones, ni los aullidos.

En Los Angeles aborda con una guitarra acústica reventando con un pesado riff eléctrico y acelerando su interpretación hasta contraerse de nuevo en la serenidad de lo acústico (incluso suena un poco country); I Heard Ramona Sing tiene un comienzo melódico exquisito y de cierta forma monumental; de ahí nos cruzamos con el extraordinario cover Hang on to your ego, exponiendo un surf rock (sumándole secuenciadores al ritmo).

Fu Manchú una de las piezas que impacta de forma grata, por la interpretación cordial de Black (sin gritar), y el complemento del saxofón (la primera aparición).
Places Named After Numbers abre con una misteriosa combinación de cuerdas conduciéndonos a una melodía celestial (aparece una campana y sintetizadores que parecen fuera de este mundo), donde la guitarra y batería hacen lo suyo (formidable estructura).

Czar acá vuelve el sonido visceral, pixiniano, el aullido de Black como sello inherente.
Old Black Dawning una de las que más aprecio, tal vez por su sonido Country Alternativo adherido a un rock explosivo.

Ten percenter nos muestra al Charles más cinico:
Making jerk
And it’s good
Getting perk
Yeah I would
I´m a jerk


Brackish Boy ostenta una guitarra flamenca, insertándole algunos zumbidos siderales.
Two Spaces esos teclados, esas guitarras que desafían el ritmo de la batería; un portento musical.
Tossed fragmento instrumental (de nuevo el saxofón como accesorio), que bien podría funcionar como una elegante obertura, para cualquier concierto.

Parry the wind high, low una vez más resuena el estilo pixie: duro, oscuro y destacado.
Adda Lee tal vez la parte más sencilla de toda la lista, aunque se debe más a la duración de esta, que a otras cosas.
Every time I go around here se hace un poco de calma, mostrando un poco de nostalgía (por ahí aparece un pianillo); y cuando creemos que la conclusión se iba a quedar en el sosiego
Don’t ya rile em nos da pistas de lo que serian discos como Dog in the sand, Oddball y Devil’s Workshop.


Quisiera decir que este álbum es mejor que el Trompe Le Monde; pero, al tratarse de una obra externa al legado pixie; simplemente queda como eso, el nuevo comienzo de un monstruo que permanece brillante.

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