Entonces llego el 94, año un año clave en la diversidad musical británica. Blur se peleaba con Oasis, Pulp comenzaba a recibir la popularidad merecida, Suede dejaba a la crítica perpleja y así le podríamos seguir.
La mayoría de los fanáticos borrosos colocan a Parklife, como la máxima obra del conjunto, lo cual puede discutirse, a causa de sus últimos sucesores: Blur y 13. Aunque es una cuestión más que subjetiva y al mismo tiempo muy valida.
El tercer disco dejaría claro que la combinación Damon – Graham, propiciaría una discográfica compleja, memorable e influyente desde este punto, hacia finales de la decadente década de los 90’s. Un armatoste de canciones, atestadas de creatividad popera (mucho sintetizador), elasticidad guitarrera (ese Coxon es un fenómeno), romanticismo épico (échele una oída a la grandiosa To the end) y letras con el ingenio Bluresco (sobre el estilo de vida, de la clase media londinense):
I get up when I want, except on Wednesdays, when I get rudely wakened by the dustmen.(Parklife!)
I put my trousers on, have a cup of tea, and I think about leaving the house.(Parklife!)
I feed the pigeons, I sometimes feed the sparrows too. It gives me a sense of enormous well-being.(Parklife!)
And then I'm happy for the rest of the day, safe in the knowledge there will always be a bit of my heart devoted to it.
La huella que deja este álbum, es sencillamente eso: retratar el entorno en el cual coexistieron sus autores y lo difícil que es vivir en una metrópoli; que es despiadada con la clase trabajadora.
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