La historia de Ash como banda de rock, es algo discreta y a veces confundida con el britpop.
Su segundo álbum logró atraer lo suficiente para un éxito moderado, con canciones que lucen furiosos riffs (Lose control, Kung fu, Let it flor, Innocent smile, Darkside lightside); otras que coqueteaban con el britpop (Gold Finger, Girl from mars, Oh yeah), aunque sin dejarse absorber por ese remolino británico.
No es un gran disco, porque sí tiene sus pecados; pero, aceptémoslo los noventas no fue una gran década para el rock alternativo, muchos debutaron a mediados y finales de esta (en varios casos hasta desaparecieron), alcanzando un mejor nivel hasta el nuevo milenio.
Ash puede considerarse como uno de esos conjuntos, que proponen más en lo alternativo, en lugar de integrarse a un movimiento y resultar una banda insulsa más.
La congruencia de estos irlandeses se ha mantenido hasta el Twilight of the innocents; demostrando que la madurez musical no significa cambiar drásticamente de estilo o de estribillos, sino de exploración y autocrítica en la composición.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario