Partiendo de la línea amarga, sombría y provocadora de Dummy, el trío británico crearía un álbum más intenso, con una tendencia más sinfónica y sin dejar de lado la cruda interpretación de Gibbons. Este segundo trabajo tampoco presenta imperfecciones, ni pierde el ambiente siniestro entre cada pista, a pesar de que cada una se va enmarañando de diferentes tonalidades oscuras… diferentes, pero hermosas en una apreciación final.
Portishead volvería en el 2008 con algo nuevo (Third), sin embargo, ya tenia marcada a la década noventera con 2 discos formidables.
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