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22 febrero 2009

The Dears en el Lunario del Auditorio Nacional – La melancolía como el veneno más dulce.

Después de algunos meses sin contemplar una presentación digna, intensa y ejemplar (¡Oh Andrew Bird! ¿Cuándo volverás?), me entere de la repentina 2da visita de los de Montreal; aunque esta vez, sin Richard Krief.

Lo paradójico del evento podría empezar por la fecha: 14 de Febrero. Sabiendo que el estilo de este multiconjunto desprecia el romanticismo superficial y las teorías del amor ideal. La cosa se pone peor, cuando al pasar por el Auditorio Nacional te aborda un revendedor con boletos para Yuri, solo alcanzas a mascullar “no gracias, voy para el lunario”. Para seguir con el pesimismo, llegas a la puerta del recinto 2 hrs antes y solo ves a 5 personas. ¡Claro! No había que aparecerse tan temprano; conforme transcurrían las horas, la fila se alargaba de forma calmada; al llenarse no hubo mucho fanático, por ello no estábamos exentos de ociosos sin gracia.

Con nuevo disco, nuevos integrantes y un estilo reformado; los Dears aparecerían bajo una nueva expectativa. La noche comenzó con una discreta y fluida presentación de “Suave as Hell”, que hicieron lo mejor que puede pretender un telonero en su situación: subir-tocar 4 canciones-bajarse.

Entonces se venia lo bueno. El alboroto inició al escucharse esa sombría combinación de percusiones-organito, ante un espacio vacío; Murray entonaba Saviour desde el fondo del lugar encaminándose entre la multitud hacia la plataforma, regalando rosas a veces de forma disparatada y a veces eligiendo destinatario.

Agradeciendo al público su devoción, se siguieron con Money babies y la fantástica Demons, continuando con dos susceptibles piezas del Gang of losers (There goes y You & I); luego, el primer momento fuerte: Lost in the plot. De ahí prosiguieron con más del Missiles, parte en la cual, lo mejor fue cuando Natalia Yanchak florece en ese sublime lapso, donde hace la obertura de Crisis 1&2.

Incluso la ejecución de Whites only party (con la encantadora Laura Wills, bailando de forma sutil y bromeando con el resto de la banda), hacia evidente el dominio de los canadienses sobre sus seguidores.

Se alcanzaron escenas memorables, en esa noche; lo malo fue la predecible y excedida respuesta de algunos incautos (interrumpiendo los silencios) durante el intro de Lights Off, que pudo tener una mejor realización. Así termino la primera parte del set.

Para el encore: muchos esperaban algo del Gang of losers, de hecho: exigían.

En aquel momento, Lightburn me sorprende al proceder con una de sus mejores composiciones: We can have it. Al acabar esta, la ocasión empuja a pedirles 22, a pesar de ello, el líder de la banda, hace la finta de tocar Who are you? Defenders of the universe, cambiándola instantáneamente por su canción más esperada. En la cual la euforia nos lleva anárquicamente a esa sensación de abatimiento y en el último instante nos revela la imagen de un canto enlazado entre Lightburn y Yanchak, consumando el concierto de un modo reconfortante para la audiencia.

Setlist

Saviour

Money babies

Demons

There goes my outfit

You and I are a gang of losers

Lost in the plot

Berlin heart

Disclaimer

Crisis 1&2

Dream job

Whites only party

Hate then love

Meltdown in a major

Lights off

Encore

We can have it

Who are you? Defenders of the universe(Intro)/22 The Death of all romance.

Con una actuación intensa, los Dears tantearon la paciencia de su público, supieron colocar las canciones para presentar el nuevo álbum y lograr una buena dinámica; Lightburn conserva la fuerza, la entrega y el entusiasmo de siempre. Sus presentaciones no serán masivas, pero tienen la cualidad de ser un verdadero conjunto de músicos, personas sencillas y muy expresivas.

Al final se trata, de seres mortales; esa es su principal virtud: un grupo homogéneo formando música viva.

1 comentario:

  1. Fue una noche maravillosa... mucho bullicio, quizá inecesario, pero he de admitir que estaba en una euforia tal que no pude hacer más que gritar y gritar, pos supuesto corear a lightburn, pero, vaya, para mí ha sido una de esas noches por las que vale la pena vivir. Missiles es un disco dificil de entender... yo creo que entiendo una parte considerable, pero.. vaya todo un suceso. Gracias por el post. EeE

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