Cuando ya se conoce toda la trayectoria de los de Glasgow, no hay manera de salir desde el fondo de la subjetividad y tratar de explicar este concepto.
Un disco que transita y evoca los sonidos desde el “Good feeling” hasta “12 memories”, en un sendero luminoso, sereno y de estilo radiante (aunque muy lánguido para los hostiles del britpop).
El camino es más o menos asi: “3 times and you loose”, “Selfish jean” y “Closer” marcan una apertura tradicional de la banda; a continuación “Big chair”, “Battleships” y “Eyes wide open” entregan una música interesante, prolongando lo que disparó 12 memories; “My eyes” otro segmento que se podría relacionar con the invisible band; "One night" una de las mejores piezas, un canto impetuoso de Fran Healy la consolida.
El grupo toca la estratosfera en “Out in space”; una excelente demostración de cómo hacer sonar el invierno en “Colder”; y en “New Amsterdam” aquí como que la cosa se vuelve ligera, en forma de despedida; pero no termina, el recorrido concluye con una pista oculta (la cuál considero mejor que New Amsterdam) al mejor modo britpopero posible, muy Beatle.
El hijo sin nombre, no será el disco definitivo de Travis, pero manifiesta que su genio esta considerablemente por encima de grupos como Snow Patrol, Embrace, Devlins, Coldplay, Keane, Starsailor, The Thrills y un muy largo etcétera.
Un álbum heterogéneo, que se debe considerar un buen resultado, muchos no lo van atribuir a la banda; porque es marca Nigel Goodrich.
Un disco que transita y evoca los sonidos desde el “Good feeling” hasta “12 memories”, en un sendero luminoso, sereno y de estilo radiante (aunque muy lánguido para los hostiles del britpop).
El camino es más o menos asi: “3 times and you loose”, “Selfish jean” y “Closer” marcan una apertura tradicional de la banda; a continuación “Big chair”, “Battleships” y “Eyes wide open” entregan una música interesante, prolongando lo que disparó 12 memories; “My eyes” otro segmento que se podría relacionar con the invisible band; "One night" una de las mejores piezas, un canto impetuoso de Fran Healy la consolida.
El grupo toca la estratosfera en “Out in space”; una excelente demostración de cómo hacer sonar el invierno en “Colder”; y en “New Amsterdam” aquí como que la cosa se vuelve ligera, en forma de despedida; pero no termina, el recorrido concluye con una pista oculta (la cuál considero mejor que New Amsterdam) al mejor modo britpopero posible, muy Beatle.
El hijo sin nombre, no será el disco definitivo de Travis, pero manifiesta que su genio esta considerablemente por encima de grupos como Snow Patrol, Embrace, Devlins, Coldplay, Keane, Starsailor, The Thrills y un muy largo etcétera.
Un álbum heterogéneo, que se debe considerar un buen resultado, muchos no lo van atribuir a la banda; porque es marca Nigel Goodrich.
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